TAN FÉRTIL COMO EL AMOR Simbología
Cuando el amor es un recorrido entre el deseo y el rechazo.
Aquí tenemos el análisis de la simbología de esta carta. Una carta muy rica en arquetipos que hace vínculo con diferentes tradiciones.
IMAGEN
Una pareja de niños que reflejan la diversidad se dan la mano y se miran con complicidad.
A su alcance una copa llena de frutos tan variados como debió serlo el Jardín del Edén. Símbolo de la abundancia, y por tanto, de la fertilidad.
Un árbol mágico, que parece que lo habita un fuego interior, pasa de la primavera florida al verano con sus frutos dorados. El árbol es símbolo del ciclo de la vida, de la sabiduría y el conocimiento, y de la inmortalidad.
En la mitología, tanto en el jardín del edén, como en el jardín de las Hespérides, el árbol y su fruto dorado, proporcionan la inmortalidad como regalo de la vida.
El sol brilla mientras una lluvia fina cae sobre la pareja, regándola, propiciando el crecimiento y la fertilidad.
La túnicas blancas de los niños, libres de manchas, hablan de pureza, de inocencia.
Una tortuga les acompaña, es testimonio del encuentro, es protectora de la sabiduría y aliada. Asimismo, en el Génesis la serpiente tienta a Adán y Eva, y así favorece la unión de la pareja, o en el jardín de la Hespérides el dragón es protector de la arboleda de la inmortalidad y del conocimiento.
También cabe señalar la tortuga como símbolo de lo antiguo que se contrapone a la juventud luminosa de los niños, y les acompaña: la espontaneidad de la infancia frente a la lentitud sabia de la anciana tortuga, dándose la mano.
TÍTULO
Tan fértil como el amor.
El amor es impermanente, es como un campo que se siembra, se riega, se cultiva, y se recolecta. El amor se hace fértil en el cuidado de la relación. El amor eterno no existe, sino que es fruto de la renovación, haciéndose inmortal gracias a ese «trabajo» cíclico, que incluye las inclemencias de la naturaleza.
LA FRASE DE DEMUNDUS
Es el reto del Demonio que habla irónicamente de lo que puede pasar por las cabezas de las personas pensando en el amor, sin sentir verdaderamente el amor: locos de amor, amores imposibles, amores para siempre, «por qué le llaman amor cuando quieren decir…»
Mientras que el amor más real contempla la experiencia sincera tanto del deseo como del rechazo.